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Si en los últimos meses ha acudido a algún evento empresarial en el cual se hablaba de la necesidad de la transformación digital, seguramente habrá conseguido llenar sus oídos de una cantidad enorme de abreviaturas y frases hechas. Algunas harán referencia al acrónimo CRM y se preguntará ¿por qué necesito un CRM?.
Posiblemente habrá tenido la percepción de que quizá ha salido con más confusión de la que tenía antes de la entrada, lo cual es harto previsible dado que muchos mensajes que habrá recibido habrán sido creados por tecnólogos para tecnólogos; y usted es un gerente con responsabilidades comerciales, ajeno al entorno de los tecnólogos.
A la salida del evento ha pensado que quizá toda la información recibida es muy, muy difícil de asimilar para su empresa, supondrá un gran esfuerzo de inversión, con retornos débiles e incluso negativos. A ver de qué manera se traslada tanta tecnología a su personal, que están acostumbrados a hacerlo todo de una determinada manera desde hace años, y además lo hacen bien ¿para qué cambiar?
Compartimos absolutamente su apreciación, no en vano su empresa se encuentra en un momento de gran actividad y beneficios abultados.
La realidad es que tanta tecnología, y entre toda ella los CRM son una necesidad para otros, no en vano usted mantiene un estupendo registro de sus contactos desde que inició su actividad. Unos se encuentran en papel, otros en varios excel distribuidos entre el departamento de producción, ventas y comercial. Y por último su registro de contactos personal, donde están los buenos clientes, porque a ellos se dirige usted personalmente, a pesar de su carga de trabajo agotadora es capaz de sacar tiempo para conectar con ellos de vez en cuando.
Cuando ha recibido una nueva solicitud de propuesta, ha sido fácil localizar quién era el contacto de origen, sólo ha tenido que ir por varios departamentos preguntando si conocían a la persona. Cuando la localizó se dirigió al departamento de facturación y allí descubrió que hacer un par de años ya firmó con ese contacto una operación. Lo que tiene claro es si habría alguna factura más no controlada, pero como esa información la tenía un empleado que ya no se encuentra en la empresa, se queda como simple duda.
Revisa la factura y conoce qué le sirvieron, pero no consigue recordar cómo fue el proceso de contratación, vino por un contacto, llamó directamente por las páginas amarillas,… un fastidio no saberlo porque si hubiera sido recomendado sería interesante saber por quién. Claro que tampoco estaría de más recordar si resultó costoso llegar a un acuerdo, si la negociación fue complicada; e incluso si tras la entrega se sintió satisfecho. Supone que sí, porque si le ha llamado de nuevo…
Surge una nueva duda, ¿quién llevó la operación? Nadie la recuerda, por lo que tendrá que llamar usted como gerente, aunque no sabe nada de esta persona. Como le haga referencia al anterior proceso comercial… Bueno ya saldremos como podamos.
Llega el momento de llamar por teléfono, no tiene número de esta persona, y eso que en el mensaje de email pedía que le llamara a su número personal. ¿Cómo decirle que no lo tiene? Le pide a un auxiliar que haga una llamada haciéndose el despistado, preguntando por esa persona. Qué desastre, le han pasado con ella y el auxiliar no ha sabido qué decirle!
Bueno, al menos sabe ya cómo llegar hasta él.
Antes de sentarse a llamar, de pronto le vuelve a la cabeza un acrónimo del evento empresarial: CRM. Una pieza parece que encaja de la información recibida esa mañana. Parecía ser que con un CRM podría tener a mano toda la información que lleva toda la tarde intentando generar. Piensa por un momento si esto fuera así, una tarde perdida para realizar una llamada de teléfono. Por muy oportunidad que fuera es una tarde perdida, con la cantidad de cosas que tiene que hacer.
Y además, si hay un equipo comercial, ¿por qué tiene que asumir usted la responsabilidad de la llamada? Claro, es que ellos no saben, no conocen a esta persona, y es mejor entonces que sea el gerente quien devuelva el contacto. Pero claro, si ellos tuvieran toda la información disponible, no sería importante que usted llamara, pues tendrían conocimiento de qué habría pasado en su momento, sabrían de este contacto, y serían capaces de iniciar una llamada como si ellos mismos hubieran gestionado esa cuenta en su momento, y hubieran hablado ayer mismo.
Quizá tiene sentido eso del CRM, pero viene la parte complicada, sí podría resultar útil pero, ¿cómo ponerlo en marcha si ellos nunca….? ¿Nunca? Observa a su alrededor, las máquinas con las que trabajan tienen un interface realmente complicado de entender, pero el trabajo se ejecuta a la perfección. El equipo comercial usa sus móviles regularmente y sabe, por que lo han comentado en momento de relajo, que tienen instaladas múltiples aplicaciones, y las usan. Para reservar una comida, para que les guíe mientras conducen, para dejar mensajes a sus parejas o compartir archivos con sus familiares. ¿Por qué pensar que no se podría poner en marcha?
Quizá es el momento de pensar de nuevo que quizá sí podría tener sentido eso del CRM, habrá que volver a preguntarse ¿Por qué necesito un CRM? ¿es realmente para otras empresas?